Quien escribe el presente, es un servidor, Luis Macías Nava, a lo largo de mi vida profesional me he dedicado a la educación, y a impulsar programas y acciones ambientalistas, como biólogo y maestro en Desarrollo Humano. Otra actividad que me ha llamado poderosamente la atención es escribir, no obstante que la difusión de mis obras no tenían el impulso adecuado para llegar a un mayor número de lectores y difundir a través de ellos el amor por la lectura y hacer mención de la infinidad de bondades que nos regala la Madre Tierra, y que en pago estamos explotándola, como si ella fuese un almacén inagotable de recursos naturales, nada más alejado de la realidad, además del impacto ambiental sin precedentes que le estamos provocando.
Mas todo esto cambió, cuando tuve la fortuna de contactar a un grupo excepcional de profesionales que las está difundiendo a nivel internacional, me refiero al grupo Comunicación Global Design, que está conformado no solo de personas altamente competitivas en redacción, corrección de estilo y ortografía, sino además en su diseño y proyección, es preciso destacar en ellos algo muy valioso: te dan un acompañamiento atento y amable que hace que te sientas parte de ellos; con su apoyo, mi obra El Llamado del Chaneque alcanzó el rango de best seller, y de manera inherente me han dado a conocer como profesional y escritor, a niveles que no hubiera imaginado, solo quiero decirles, de corazón, ¡gracias!
DESIERTO VOLUBLE
Desierto, belleza agreste, extensión infinita… mar de arena donde sus dunas son moldeadas por el viento caprichoso que por momentos parece bosquejar el sinuoso y excitante cuerpo de una mujer dormida. El desierto engaña al sediento viajero, con la acuarela de una ciudad que no existe o que quizás existió en otros tiempos.
El desierto es voluble, caliente en el día y frío en la noche; se debe conocerlo para transitar en él, ignorarlo significa la muerte bajo el calcinante calor que extrae hasta la última gota de agua.
En él hay silencios que cortan como navajas y gritos que ensordecen hasta el alma, lamentos nocturnos que vagan a través de sus arenas, voces primitivas de otros ayeres, cuentan historias de extraños habitantes venidos de las estrellas, hoy acallados por el tiempo y olvido, y que fueron simiente de las nuevas razas que hoy deambulan profanando su inmaculada superficie.
Su manto se extiende pertinaz e inmisericorde en lo que era tierra fértil, hoy solo hay restos de antiguas civilizaciones, muertas y asfixiadas bajo su peso. Parece que la historia se repite, de sus profundidades emerge un líquido negruzco que lenta pero inexorablemente asfixia a culpables e inocentes por su saqueo desmedido, al igual que los recursos que le daban vida. Las voces e historias de estas civilizaciones las contará el desierto en sus frías noches, sin embargo, posiblemente… ya nadie las escuchará.
Luis Macías Nava