No es un tema nuevo, pero sí muy preocupante: nos estamos secando. En el Día Mundial del Agua vale la pena analizar unas cifras que nos lleven a su vez a una reflexión profunda y, sobre todo, a un actuar preciso para frenar el desperdicio de este recurso vital.
Cuando mencionamos valor no solo es en referencia al costo monetario que implica, que es inferior al valor real, también a lo que significaría estar sin agua.
El consumo por persona en México oscila entre los 366 y 380 litros diarios que multiplicado por los más de 126 millones de habitantes del país resulta en una cantidad que los sistemas de agua no pueden satisfacer, ejemplo de ello es la situación actual de Monterrey, donde para el primer semestre de 2022 se presentó una sequía catalogada como extrema, pues la reserva de sus principales presas descendieron hasta menos de 5 %, además de otras causas como la falta de lluvia (consecuencia del cambio climático) falta de planeación de una infraestructura hídrica adecuada, en fin.
Sin embargo, más que los porqués, hay que centrarnos en los cómos, cómo reutilizarla, cómo reparar fugas (pues casi el 50 % se pierde por esta causa), cómo tratarla y darle nuevos usos.
Hay cientos de proyectos para la reutilización del vital líquido, por ejemplo emplear las aguas residuales urbanas en agricultura, suena descabellado, pero no lo es, ya que pese al gran potencial que existe con todo esto, la mayoría de aguas residuales se vierten en el mar y en los ríos, lo que presenta un doble problema, pues no solo contaminan, sino que además no se aprovecha.
Pareciera una tarea titánica que solo los gobiernos o la gran industria debía resolver, pero ¿qué podemos hacer como individuos y familias? Aportar cada uno desde su trinchera, independientemente de la edad o estrato social, con acciones sencillas, pero indispensables. Por ejemplo:
No dejar la llave abierta mientras nos enjabonamos las manos.
Evitar duchas prolongadas.
Cepillar los dientes utilizando solo un vaso de agua.
Captar agua de lluvia para darles distintos usos.
Reparar las fugas en el hogar.
No lavar el auto con manguera.
Implementar un baño seco.
No echemos en saco roto estas recomendaciones, por el contrario, busquemos en nuestro día a día alternativas para no desperdiciar el agua, pues se menciona que las guerras en un futuro no serán por territorios, armas o elementos como el litio, sino serán por el oro azul, después de todo, ¿quién puede prescindir de él?