El día de hoy, 5 de junio, celebramos El Día Mundial del Medio Ambiente, más que un festejo debe ser el punto de partida para hacer un diagnóstico de la salud ambiental y reconocer los derechos de ella… de nuestra Madre Tierra, considerada por muchas culturas un ser vivo, formado por una piel de tierra y agua, cobijada por un manto gaseoso, al que le llamamos atmósfera y que nos brinda cobijo y vida.
Desde los albores de la humanidad, nos hemos preguntado ¿Habrá vida en otros puntos del Universo? No lo sabemos aún, sin embargo, no podemos ni afirmar ni rechazar esta posibilidad, dada la inimaginable vastedad del universo, si aún vivieran Einstein o Stephen Hawking nos podrían dar una definición más precisa, solo diré que nuestro planeta es un mágico grano de arena en el desierto o una gota de agua cristalina en el océano. ¿Qué formas de vida podrán existir… no lo sabemos? Lo que sí sabemos es que en nuestro hermoso planeta sí hay, y tú, quien lee este artículo, eres prueba de ello.
Me presento ante ustedes, soy el planeta Tierra, tengo como vecinos a Venus y Marte, mas siento la fuerza de otros planetas en el sistema solar, sobre todo del gigante Júpiter. Tengo un pequeño y hermoso satélite, cubierto por una luz platinada, mi hermosa luna, giramos en una órbita definida alrededor desde nuestro Astro Rey, el sol, a una distancia prudente de él, y que gracias a su luz y energía que llega a mí en un tiempo de 8 minutos, viajando a una velocidad de 300 000 km/seg, doy lugar a uno de los procesos más importantes para mis habitantes, la fotosíntesis, soy privilegiado, ya que hasta donde percibo, soy el único planeta que tiene el don de generar vida en mi sistema.
No obstante este don, estoy muy preocupada, ya que en los últimos tiempos he sufrido constantes y dolorosos daños por parte de uno de mis hijos, que se originó al final de delicados procesos evolutivos, y precisamente se hace llamar la especie más evolucionada. Su proceder y forma de actuar dicen lo contrario, es un ser ambicioso y belicoso. Son tan evidentes los daños que me está causando, al grado que están en serio riesgo la vida de mis pobladores, a quienes conozco mejor que nadie, y que, al igual que él, son parte de mí y tienen el mismo derecho a la vida; ya sea un ser microscópico; que el hombre llama diatomeas o una pequeña planta o una laboriosa abeja o un colibrí, que con su plumaje iridiscente y su relampagueante vuelo polinizan una gran variedad de plantas, en donde muchas de ellas son la base su sustento, y me hago una pregunta: para el hombre, ¿cuáles son mis derechos como Madre Tierra? ¿Quién va abogar por mí? Siento una gran impotencia al ver cómo contamina, el aire, la tierra y el agua, y sobreexplota mis recursos naturales. Pero lo que más tristeza me da es que se están matando entre ellos, al generar con su vivo ingenio armas mortíferas que queman y perforan mi piel, destruyendo, además, toda forma de vida y la posibilidad de que ella se siga regenerando; yo, por mi parte, me manifiesto por estas malas acciones con: aumento de la temperatura, derretimiento de los polos, falta de recursos, sobre todo escasez del líquido vital para todos los seres vivos… el agua, líquido vital para todos los seres que viven en mí.
Es preciso comentar, que no todos los hombres actúan igual, son ejemplo de respeto y armonía, antiguas civilizaciones que a través del paso del tiempo han vivido en armonía, y mucho podemos aprender de ellos, antes que desaparezcan, podemos citar a los bosquimanos del Kalahari, en África, o los lacandones, en México, entre otros grupos étnicos.
A lo largo de mi tiempo como planeta, he tenido muchos cambios, y los seguiré teniendo, como sequías, erupciones volcánicas, inundaciones o reacomodo de mis placas tectónicas, ya que en mi interior bulle una gran energía, al estar mi materia en estado magmático, y además como planeta estoy sujeta a fuerzas espaciales que me rebasan, como el choque de meteoritos, o momentos en donde nuestro astro rey emite más energía, perturbando nuestro equilibrio, éstas pudieran ser las causas, entre otras, de la desaparición de antiguas civilizaciones, como: la cultura egipcia, los mayas, los incas, entre muchas otras, que dejaron pruebas de su existencia, como las fantásticas construcciones que aún nos siguen sorprendiendo y que dan testimonio del gran avance que tenían estos pueblos.
Finalmente, hoy que celebran mi aniversario, quiero hacerte un cuestionamiento, a ti, hombre, que te dices el más evolucionado: como planeta Tierra ¿cuáles son mis derechos?, y ¿cuáles son los derechos de mis demás hijos?
Exijo justicia
Pero…
Me estará escuchando…
Me estará escuchando… Vida que corres ligera como el viento, que baja la montaña trayendo contigo el canto de los bosques, la humedad de ríos y lagos. Hoy entonas una melodía distinta, se percibe en tus notas mil augurios para que el hombre insensato los escuche… es un canto a la vida que agoniza y se extingue. Habla del río que otrora prodigaba vida y sustento, hoy muerte y destrucción. Habla del suelo que se desgaja y arrastra a falta del abrazo protector de los bosques. Habla del aire que ya no huele a madre selva, a aroma de flores… huele a enfermo. Habla para advertirle que la Madre Tierra se encuentra herida, el no aliviar sus males, provocados por ese hijo que se desplaza en dos troncos, podría agravarse en un cáncer mortal. Habla para pedirle humildad en su grandeza, respeto ante la vida de mis demás hijos… amor en su odio. Habla para que no deje de admirar un arcoíris, un amanecer, un cielo estrellado, la lluvia que baña el campo y la llanura… y sacia nuestra sed. Habla para pedirle que no deje de temerle al rayo, ni a la fuerza y profundidad del mar. Habla para pedirle que no deje de conmoverse ante un ave herida, por el llanto de un niño, pero… ¿me estará escuchando?
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