El periodismo es libre o es una farsa.

Rodolfo Walsh

¿Alguna vez te has preguntado el lugar que ocupa el periodismo en tu vida? ¿O por la importancia del periodismo en la sociedad? Seas de aquellos que gustan de mantenerse informados del acontecer mundial o nacional, seas de los que viven por desmenuzar los detalles íntimos de la vida de los personajes de la farándula, o simplemente no te importa lo que pase en el mundo exterior más allá de tu mundo personal, deja que te informe que el periodismo juega (y ha jugado) un lugar crucial en quién eres y el papel que desempeñas en el mundo.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 19, estipula que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión: este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, con lo que se garantiza nuestro derecho a formular nuestras opiniones, expresarlas abiertamente y a la libre prensa. Y es esta última la que me interesa.

Una prensa libre representa uno de los pilares fundamentales sobre los que descansa la democracia, así como un requisito indispensable para el desarrollo económico, social y cultural. El mundo en el que actualmente vivimos está sustentado en el arduo y riesgoso trabajo que han desempeñado, y continúan desempeñando, los periodistas de todo el mundo, cuya convicción y valentía nos mantiene informados sobre nuestras localidades, países y el mundo, pero también cuestiona, desenmascara y saca a la luz los tejes y manejes de políticos, empresarios y crimen organizado.

Precisamente por tratarse de los grupos afectados de quienes se trata, es que la libertad de prensa se ve agredida diariamente debido a la censura y la violencia, principalmente. Incontables periodistas han sido acallados, ya con amenazas e intimidaciones o, tristemente, también con la muerte. Ser periodista en zonas en guerra o en conflicto aumenta el riesgo de ser amedrentado, y puede llevar a lo que se llama “zona de silencio”, que trae consigo dificultades para el acceso a la información en dichas áreas.

De ahí la importancia de implementar, en 1993, el Día Mundial de la Libertad de Prensa, en un intento por concientizar a la población sobre la trascendencia de defender y promover el derecho a la información y a la expresión a lo largo y ancho del planeta, así como abogar por una prensa que defienda la verdad ante todo.

Actualmente, ejercer el periodismo en el mundo y, en México en particular, considerado uno de los países más peligrosos para desempeñar dicha profesión, en una era digital en que la vigilancia y el odio ponen en riesgo su credibilidad, pero, sobre todo, su integridad, lleva a los periodistas a verse privados de la libertad o de la vida, incluso. Por ello, hoy más que nunca, debemos reconocer y agradecer su importante labor. Pues nos mantienen informados, nos ayudan a formar un criterio respecto a lo que nos informan, e, incluso, dan voz a minorías y grupos oprimidos, al documentar movimientos activistas o manifestaciones sociales, por pequeñas que estas sean.

Y así como el periodismo es capaz de construir naciones y derrocar dictaduras, también es capaz de salvar vidas: trátese de presos políticos o de guerra, personas acosadas injustamente o afectadas ya por la mafia de grupos delictivos o de grupos mercantiles o empresariales, o trátese de salvar la vida animal y vegetal al salvar mares,  selvas, áreas protegidas, especies amenazadas por la cacería clandestina o la polución, de manera que, este año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa está dedicado a la importancia del periodismo y la libertad de expresión en el contexto de la inminente crisis medioambiental que desde ya nos aqueja.

La intención es dar luz a los grandes desafíos que enfrentan los periodistas al investigar y difundir información sobre temas como las consecuencias del calentamiento global, la migración, las industrias de extracción, la minería, tala y caza ilegal, el tráfico de animales y maderas exóticos, la deforestación, la contaminación del agua, y las desigualdades socioculturales y económicas que el cambio climático exacerba, y de esta forma garantizar la visibilidad de estas problemáticas, pues, con información precisa, exhaustiva y oportuna, se puede alcanzar, no solo el debate público que promueva esfuerzos internacionales, sino la implementación de políticas públicas a nivel tanto local como global, que nos lleven a contrarrestar y combatir los estragos que nuestra presencia en el planeta ha creado.

El periodismo ha modelado el mundo como lo conocemos hoy, de ahí la importancia de que se ejerza libremente.