Agua pasa por mi casa… yo cierro la llave o reporto la fuga. ¡Es tiempo de tomar acción!

Imagina que te levantas y quieres darte un baño antes de ir al trabajo, abres la llave y solo escuchas cómo las tuberías truenan, pero el líquido no sale. Te resignas, intentas un baño “vaquero”, pero el agua en el lavamanos tampoco fluye, has agotado la reserva en la caja del escusado, y el tinaco está más seco que el corazón de tu ex. Llevas semanas así. Bañarte con agua de garrafón no es una opción, tu economía no lo resiste. Recurres por enésima vez a las toallitas húmedas, a la capa triple de desodorante y te encomiendas a la Virgen antes de salir, “que no haga mucho calor, que no haga mucho calor” para resistir otro día sin el paso del jabón.

Terrible, ¿cierto? Pues no es un episodio sacado de alguna saga postapocalíptica. Es el acontecer diario de muchos mexicanos, y de muchos hombres y mujeres alrededor del mundo. ¿Sabías que el 25 % de la población mundial (2, 200 millones de personas) carecen de agua potable gestionada de forma segura?

La falta de agua desencadena o acrecienta problemas en todos los sectores; impacta el agrícola y ganadero, lo que aumenta los costos de las cosechas, y, por tanto, de los alimentos en general; impacta en salud, pues al no disponer de condiciones de salubridad, genera focos de infección que pueden desencadenar crisis sanitarias, por mencionar algunos. Lo que se traduce en una amenaza para la estabilidad social, la salud pública, la seguridad alimentaria y el desarrollo económico, no sólo en nuestro país, sino en el mundo entero.

Con corte al 15 de febrero, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) compartió, en su Monitor de Sequía en México, el listado de los estados más afectados por la escasez de agua, donde 14 entidades federativas reportan sequía extrema. Y esto es sólo el principio. Según informes de la ONU, las sequías se duplicarán para el 2050, aunque en México, la crisis hídrica es ya una realidad, principalmente en regiones del norte y centro del país, donde medidas como los cortes de agua son el pan de cada día.

Condiciones como el cambio climático, el crecimiento poblacional, la sobreexplotación y la deforestación son factores determinantes para este fenómeno, pero uno de los más preocupantes ha sido la disminución de las lluvias, lo que ha provocado que 116 de las 210 presas con que cuenta nuestro país se encuentren por debajo del 50% de su capacidad, y el sistema Cutzamala, que provee a la capital y área metropolitana, es decir, a 20 millones de personas, se hallara al 39% en febrero de este año. Por ello, los estragos de nuestra mala gestión del agua y nuestra falta de conciencia en su manejo se hacen cada vez más evidentes en nuestras vidas cotidianas.

Pero el problema del agua también viene de la inmensa cantidad de fugas y la obsoleta infraestructura de nuestra ciudad. “Cada segundo en Ciudad de México”, dice Manuel Perló, profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “se pierden 12 mil litros de agua”, 12 mil litros de agua que se van por la coladera sin que nadie tome cartas en el asunto.

Por ello, te invito a que hoy reflexiones sobre tu huella hídrica y tomes medidas que, de manera individual, impactan de forma global. No sólo se trata de tomar baños de 5 minutos, no lavar el coche con manguera o cerrar la llave mientras lavamos trastes o nuestros dientes. Se trata también de nuestros hábitos alimenticios y de consumo de nuestros artículos de uso diario.

Huella hídrica: apropiación humana del agua dulce, es un indicador que refleja el uso de agua que se emplea para producir los bienes y servicios que consumimos. Se considera como una herramienta para la gestión del agua y su cálculo ayuda a entender y optimizar el consumo del agua, lo que lleva, o pretende llevar, a una gestión más eficiente y sostenible de los recursos hídricos.

Más allá del agua que usamos cotidianamente, debemos considerar el consumo de “agua virtual”, es decir, aquel consumo que no vemos y del que no estamos conscientes, pero que fue necesario para aquellos bienes y servicios de uso común. Para darnos una idea:

Se necesitan:

-15 mil litros de agua para producir un kilo de carne de res.

-10 800 litros de agua para producir un kilo de algodón (una camiseta puede tener una huella hídrica de hasta 2 700 litros de agua).

-1 mil litros de agua para producir un litro de leche.

-3 mil litros de agua para producir un kilo de arroz.

-4 300 litros de agua para producir un kilo de pollo.

-70 litros de agua para producir una lata de cerveza de 355 ml.

-8 mil litros de agua para producir un par de zapatos de piel.

-2 mil litros de agua para producir un kilo de papel, lo que equivale a 10 litros de agua para producir una sola hoja.

-32 litros de agua para producir un microchip.

-840 litros para producir 1 litro de café lo que equivale a 210 litros de agua para una taza de café.

-10 mil litros de agua para producir un pantalón de mezclilla.

-184 litros de agua para producir una bolsa de papas fritas.

-12 700 litros de agua para producir un smartphone.

El Día Mundial del Agua no es un día para celebrar, es un día para hacer conciencia y tomar decisiones y acciones que nos ayuden, si no a revertir, por lo menos a disminuir el vertiginoso avance de la crisis del agua, porque, si el agua es vida, ¿qué es de la vida sin el agua?

Así que hoy (y siempre), al agua y a tu consumo:

¡Ciérrale a la llave!