No es extraño que en estas fechas nos pongamos a hacer listas de propósitos a cumplir el nuevo año que se inicia: perder peso, hacer ejercicio, dejar de fumar, beber menos, comer saludable, iniciar un ahorro, aprender un idioma, adquirir un nuevo pasatiempo, hacer un viaje, terminar algún proyecto.
Pero ¿cuántos propósitos realmente cumplimos? ¿Cuántos llegamos a fin de año con nuestras metas alcanzadas? ¿Cuántos, por el contrario, terminamos claudicando a mitad del camino?
Para empezar el Año Nuevo de manera productiva, se requiere de un tiempo de autorreflexión en el que hagamos un análisis concienzudo de nuestros comportamientos, lo que hacemos bien o mal, y qué medidas o alternativas podemos tomar para lograr nuestros propósitos.
Lo que muchos no entendemos es que para cumplirlos se requiere mucho más que la mera intención, hace falta compromiso, disciplina y arduo trabajo para lograr los cambios que sean necesarios en nuestros hábitos personales.
Pero aquí te propongo algunas estrategias que te ayudarán a alcanzar tus objetivos con mayor facilidad. Primero, no hagas una lista demasiado grande. Bien dice el dicho: “el que mucho abarca, poco aprieta”. Atente a un par de cometidos con las cuales te puedas comprometer plenamente, lo mejor es ir paso a paso. Una vez alcanzada una meta, será más fácil continuar con ese hábito e integrar uno nuevo, que querer hacerlo todo de un solo golpe.
Es importante, además, tener claridad en tus metas, que sean específicas, pero, sobre todo, que sean realistas; es decir, que completarlas sea algo dentro de tus posibilidades y capacidades.
Uno de los propósitos más comunes es hacer ejercicio. Y eso suena genial, pues se trata de algo que tendrá beneficios para nuestra salud y bienestar. Llevar una vida más saludable aporta enormes ventajas, como prevenir enfermedades cardiovasculares, mejorar la calidad del sueño, liberar estrés, entre otros.
Como mencionamos ya, es importante fijar objetivos realistas, es claro que el primer día no vas a correr un maratón o levantar 70 kilos. Debes ir poco a poco, marcando metas que puedas cumplir, y siempre en consideración de tus fortalezas y, sobre todo, de tus debilidades.
Digamos que te cuesta madrugar, prueba lo gratificante que puede ser salir a correr por la noche, o si no te gusta encontrar el gimnasio lleno, prueba ir temprano por la mañana, verás que el ejercicio matutino es la mejor manera de despertar y oxigenar tu cerebro.
Establece una meta acorde con tu capacidad y tu tiempo, empieza con tres días por semana, o aguantar quince minutos corriendo sin parar. Puede parecerte poco, pero piensa que es una forma de empezar. Lo importante es crear hábitos, luego vendrán los retos mayores.
Una forma muy efectiva para fomentar un hábito es ofrecerte recompensas. Establecer un incentivo puede ser motivación suficiente para cumplir tu meta diaria. Un smoothie después de tu rutina de ejercicio o una ida al cine tras una semana de ejercicio pueden ser la recompensa perfecta para tu esfuerzo y dedicación. Tu cerebro busca el orden, al crear hábitos y rutinas, le estás dando ese orden que tanto necesita, la cuestión es mantener tu rutina el primer mes, los demás vendrán con mayor facilidad.
Alcanzar tus propósitos, en particular aquel en que te vuelves una persona más activa y saludable, no es imposible. La motivación y la fuerza de voluntad son claves, pero también hay estrategias que te pueden ayudar a que este 2023 sea el momento en que tus resoluciones de año nuevo se conviertan en una realidad y dejes atrás la lista de “buenas intenciones”.
