La expropiación petrolera en México fue un hecho que abrió la posibilidad de la nacionalización de toda la industria de este combustible con la finalidad de la autonomía nacional en ese rubro.
El 18 de marzo de 1938 fue cuando el entonces presidente de México, el general Lázaro Cárdenas del Río, expidió el decreto sobre la expropiación petrolera, con la finalidad de parar la constante lucha entre nuestro país y las empresas extranjeras para tener el control de los hidrocarburos.
En 1935, los trabajadores mexicanos forman el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), contando con el apoyo del gobierno federal para su creación, es así que para 1936 este sindicato comienza a reclamar la reivindicación económica del personal que laboraba, que fue rechazada por todas las compañías petroleras.
Para el año de 1937, el sindicato, mostrando sus molestias, decide manifestar su decisión de huelga si las empresas petroleras no responden de una manera satisfactoria a las peticiones antes presentadas a la Junta de Conciliación y Arbitraje (JFCA), la cual, al revisar todos los puntos mostrados por ambas partes determina que las empresas petroleras tienen la capacidad y los recursos suficientes para cumplir con la demanda de los trabajadores, así establece un plazo para cumplir con las condiciones laborales exigidas para la primera semana de 1938.
Así, el 18 de marzo de 1938, Cárdenas dio a conocer el decreto de la expropiación petrolera, el cual consistía en la apropiación legal del petróleo que en ese entonces explotaban 17 compañías extranjeras, las cuales mantenían el control de la industria, para convertirse en propiedad de los mexicanos.
En el decreto se estableció que la expropiación se llevaría de manera legal, apropiándose de la maquinaria, las instalaciones, los edificios, las estaciones de distribución, las refinerías, las embarcaciones, los oleoductos, así como todos los bienes muebles e inmuebles de las compañías que se encontraban trabajando en el país.
El 9 de junio de 1938, a casi tres meses de la expropiación, se funda la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), otorgando toda la facultad para realizar los trabajos necesarios para exploración, explotación, refinación y comercialización del producto final derivado del petróleo mexicano.
La producción petrolera mexicana se concentra en: Campeche, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco, Puebla y Veracruz, siendo esta actividad económica una de las más importantes en el país, que en su auge generó una gran derrama económica.
La expropiación petrolera le dio al Estado mexicano el control total sobre el petróleo, de esta manera le generó al gobierno federal tener mayores recursos económicos adicionales a los recaudados por impuestos, productos, derechos o aprovechamientos.
Así, los trabajadores petroleros mexicanos tuvieron la manera de cubrir sus demandas expuestas y una mejor manera de laborar en la paraestatal Pemex, por eso esta fecha es recordada por los mexicanos de una manera importante en el crecimiento del país.