Era una tarde fresca de otoño, cuando, para mi sorpresa, frente a mi casa pasaron dos patos llamados garbanceros, de un plumaje del color del café; se percibían agotados después de recorrer cientos de kilómetros de vuelo por las tierras del norte. Le comenté a un amigo que me acompañaba: «Pobres aves, van a un humedal que ya no existe, si tienen aún fuerzas, se van a regresar»; obviamente, mi incrédulo amigo se rio de mí, ya que consideraba que mi afirmación estaba fuera de lugar.

Esperamos veinte minutos, y, para su sorpresa, efectivamente, la pareja de aves venía de regreso.

Sorprendido, mi amigo me dijo:

—Es cierto, están regresando. ¿Y  ahora a dónde van?

—Al lago de Cuitzeo, espero puedan llegar, les falta un buen trecho.

Lo lamentable es que ese hermoso lago, refugio de aves migratorias, está agonizando, debido a la pasividad de las autoridades y la apatía de la población; igual está pasando con el lago de Pátzcuaro, asentamiento de antiguas culturas, por nombrar algunos cuerpos de agua de mi hermoso estado, Michoacán.

^{Podemos apreciar en esta hermosa pintura de Tzinzunzan, «Lugar de colibríes», los restos de antiguas civilizaciones purépechas en el lago de Pátzcuaro.}

Hay una pregunta que, en repetidas ocasiones y épocas, nos hemos hecho: «¿Habrá vida en otros planetas?». Desde mi particular punto de vista, no podemos ni afirmarlo, ni negarlo, es tan vasto el universo que no podemos ignorar esa posibilidad, simplemente la última foto que se ha tomado con cámaras de alta tecnología de un cuadrante del universo revela que en él hay miles de galaxias como la nuestra. La única prueba científica de que la vida pueda estar evolucionando en algún rincón del universo, se obtuvo de un pequeño meteorito llamado Murchison, nombrado así por la localidad de Murchison, Australia, lugar donde se encontró el 28 de septiembre de 1969. Contenía aminoácidos comunes como la glicina, alanina y ácido glutámico, pero también algunos poco comunes, como la isovalina y pseudoleucina, aún hoy, es motivo de debates sobre la relevancia de lo encontrado en su composición.

Es interesante este inusitado hallazgo, no obstante, en estos momentos, lo que más debe de preocuparnos y ocuparnos es cuidar y restablecer el equilibrio del único planeta formado por una piel de tierra y agua, en donde el milagro de la vida se hizo presente; ya que en él existen miles de especies, tanto de plantas, animales y un número incontable de microorganismos interconectados entre sí, al grado en que antiguas civilizaciones consideraban a la tierra un ser vivo —prueba de ello eres tú, que estás leyendo este atrevido artículo—, en donde tristemente nos decimos los más evolucionados, mas no lo hemos demostrado.

5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) propuso el día 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente, donde decreta que «la importancia de la protección y la salud del Medio Ambiente es una cuestión vital, de no hacerlo se afectaría el bienestar y el desarrollo económico del mundo».

Este año se festeja el 50 aniversario de este decreto, es ineludible hacer un breve análisis de los logros alcanzados por este organismo, entre otros, tomando como base la fecha de en qué se originó y su enunciado; en donde, precisamente, desde hace cinco décadas se ha arrasado con la mayor cantidad de recursos naturales en el mundo, así como el brutal impacto a la salud ambiental y poner al borde de la extinción a múltiples especies. Cabe destacar que en los últimos años se han extinguido, únicamente en nuestro país, aproximadamente 25 especies de animales, y están en inminente riesgo de desaparición otras tantas, solo por mencionar algunas que están en alto riesgo de extinguirse tenemos a la vaquita marina, el águila arpía, el quetzal, el lobo mexicano y el águila real.

Sus causas son diversas: destrucción de su hábitat (lugar en que habita y obtiene su alimento una especie determinada), contaminación del aire, agua y tierra; cacería intensiva y tráfico de especies para su comercialización, cambio climático, entre otras causas.

No puedo evitar el analizar la frase del decreto «De no hacerlo, se afectaría el bienestar y el desarrollo económico del mundo». En ella, bajo mi particular punto de vista, se habla del bienestar del hombre y su economía, y es precisamente bajo este postulado que el hombre está provocando desastres ambientales a nivel mundial, dada la explotación excesiva, por no decir brutal, de selvas, bosques, mares y océanos.

Los bienes ambientales que nos proporcionan estos ecosistemas son recursos de vida, así como la gran diversidad de especies que coexisten en ellos, y que se adaptaron a través del tiempo por medio de lentos procesos evolutivos, de los cuales somos parte del resultado; de no aprovecharlos de manera sustentable, y no por un bienestar económico, se perderán, y con ello, la especie que se hace llamar la más evolucionada, el Homo sapiens, iría por delante.

Para cerrar con un broche oxidado, ya todos sabemos que el problema más grande a que se enfrenta el hombre actualmente es el calentamiento global, pero eso lo discutiremos en otro artículo.

Por ahora, solo queda recordar que este 5 de junio, Día del Mundial del Medio Ambiente, más que un festejo fugaz, se debe iniciar sin dilación un cambio paulatino de una sociedad consumista por una sociedad responsable, en donde las autoridades, sin importar colores, promuevan un desarrollo sustentable; en otras palabras, «Que los recursos que hoy disfruto, lo hagan por igual las futuras generaciones»… ¿Será mucho pedir?

La tierra no está enferma, la estamos asesinando.

Clic en la imagen para ver detalles del libro El llamado del chaneque.