Nuevamente celebrando, honrando en el mejor de los casos, o si no, simplemente recordando una fecha conmemorativa o día festivo en nuestro país. La trascendencia de este suceso en nuestra historia representa el acto por medio del cual se nacionalizó toda la industria petrolera de nuestro país.
La historia del petróleo en México ha estado en una pugna constante entre el Estado y las empresas extranjeras por el control de los hidrocarburos. Conforme a esto, en 1935 se creó el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), con el firme apoyo del gobierno federal.
En mayo de 1937, el sindicato manifestó su decisión de declarar la huelga si las empresas no respondían satisfactoriamente, a lo que el STPRM lo presentó ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) como un conflicto de carácter económico. La JFCA revisó la situación y determinó que las empresas contaban con los recursos suficientes para cumplir con la solicitud de los trabajadores.
En diciembre de ese mismo año, la Junta pronunció un laudo para que las empresas establecieran las condiciones de trabajo exigidas, a partir de la primera semana de 1938.
Fue el 18 de marzo de 1938 cuando el presidente de México, el general Lázaro Cárdenas del Río, expidió el decreto de la Expropiación Petrolera, el cual consistió en la apropiación legal del petróleo que explotaban 17 compañías extranjeras que tenían el control de la industria, para convertirse en propiedad de los mexicanos. A las 10 de la noche, por radio nacional, el general Cárdenas leyó el decreto de expropiación con el que se hacía válido el Artículo 27 constitucional.
El decreto consistió en la expropiación legal de maquinaria, instalaciones, edificios, refinerías, estaciones de distribución, embarcaciones, oleoductos y todos los bienes muebles e inmuebles, de la Compañía Mexicana de Petróleo llamada El Águila (Royal Dutch Shell), la Compañía Naviera San Cristóbal, la Compañía Naviera San Ricardo, la Huasteca Petroleum, la Sinclair Pierce Oil Company, la Mexican Sinclair Petroleum Corporation, la Stanford y Compañía, la Penn Mex Fuel Company, la Richmond Petroleum Company, la California Standard Oil Company of Mexico, la Compañía Petrolera El Agwi, la Compañía de Gas y Combustible Imperio, la Consolidated Oil Company of Mexico, la Compañía Mexicana de Vapores San Antonio, la Sabalo Transportation Company, Clarita S A y Cacalilao Sociedad Anónima, así como de sus filiales o subsidiarias.
Esta reacción ante la constante negativa de las compañías petroleras de mejorar las condiciones salariales y laborales de los empleados de esta industria fue sin duda un acontecimiento que marcaría el futuro de México hasta nuestros días.
El 7 de junio de 1938, casi tres meses después de la Expropiación, se fundó la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), otorgándole facultades necesarias para realizar todos los trabajos de exploración, explotación, refinación y comercialización del petróleo en nuestro país.
En nuestro país, la actividad petrolera es una de las actividades económicas más importantes de la nación y se concentra en nueve estados: Campeche, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco, Puebla y Veracruz.
Finalmente, la consecuencia más trascendental que se estableció fue que el Estado mexicano tendría el control total sobre la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional, lo que ha permitido al Gobierno Federal tener recursos económicos adicionales a los que provienen de los impuestos, productos, derechos o demás fuentes de ingreso.
Así que consideremos esta fecha como una gran hazaña en pro de los derechos de los trabajadores en esta importante industria.
*Fuente histórica /Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
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