Cada año, el 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial del Sida. La gente de todo el mundo se une para apoyar a las personas que viven con VIH o sida, recordar a quienes han fallecido por causas relacionadas con esta enfermedad, y para celebrar las victorias alcanzadas, como el acceso a servicios de prevención y tratamiento.
Este día, además, es una oportunidad para apoyar a todos los involucrados en la lucha contra el VIH, mejorar su comprensión como un problema de salud pública mundial y crear conciencia sobre la importancia de aplicar medidas para su prevención.
El Día Mundial de la Lucha contra el Sida se celebró por primera vez en 1988. Cabe destacar que fue el primer día dedicado a la salud en todo el mundo, convirtiéndose en uno de las jornadas de la salud más reconocidas. Desde aquel 1 de diciembre, se calcula que 25 millones de personas han fallecido a causa del virus o alguna causa relacionada, lo que supone una de las epidemias más destructivas en la historia de la humanidad.
En 2011, ONUSIDA decidió cambiar el nombre Día Internacional de la Acción contra el Sida, por considerar que la palabra «lucha» tiene connotaciones belicistas. A partir de 2021, lo denomina, simplemente, Día Mundial del Sida.
El sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) es causado por el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), que ataca de manera directa el sistema inmunológico, lo que provoca que los pacientes presenten serios problemas de salud.
Es importante saber que VIH y sida no son lo mismo, el VIH es el virus, y quien es portador no necesariamente desarrollará la enfermedad (sida); si es sometido a tiempo al debido tratamiento puede mantenerse controlado el virus y evitar que se desencadene la enfermedad. Muchos pacientes que han sido diagnosticados y tratados no han llegado a contraer el sida y son capaces de vivir años con el virus en su cuerpo, sin que esto afecte su sistema inmune. De ahí la importancia de un diagnóstico y tratamiento oportunos.
La transmisión vía sexual, debido a las secreciones corporales, es la más común y conocida, sin embargo, no es la única. También puede contraerse este virus por tener contacto con la sangre y durante la lactancia materna. El virus puede entrar por heridas o cortes, así como por compartir agujas o jeringas en el uso de estupefacientes. También puede transmitirse al bebé durante el embarazo. Y, contrario a lo que se piensa, no puede contagiarse por saliva ni por compartir utensilios o por abrazar o besar a un enfermo.
En todo el mundo, unos 37 millones de personas viven con el sida, de los cuales una cuarta parte desconoce tener el virus. Por esto, es de vital importancia que una persona con un resultado positivo acceda a un tratamiento antirretroviral para que pueda tratarse, tener una vida saludable y evitar la transmisión.
Anualmente se cambia la temática en torno a la cual gira la conmemoración del Día Mundial del sida. Este año, ONUSIDA insta a todos y cada uno de nosotros a abordar las desigualdades que están frenando el progreso para poner fin al sida mediante el lema: Igualdad Ya. Se trata de un llamado a la acción. Las desigualdades que perpetúan la pandemia de sida no son inevitables y en conjunto podemos darles frente.
Nos quedan ocho años para alcanzar el objetivo de poner fin al sida como amenaza para la salud mundial en 2030. Las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales deben ser abordadas con urgencia, pues, si algo podemos retomar de la recién vivida pandemia de covid-19, es que las desigualdades solo logran exacerbar el peligro.
Son muchas las victorias alcanzadas, pero aún es largo el camino por recorrer. Participemos en la celebración del Día Mundial del Sida. Expongamos y denunciemos las desigualdades, difundamos información precisa, útil y veraz. Mostremos al mundo que las desigualdades cuestan vidas y que es tiempo de acabar con ellas.
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