Que lideren las comunidades es el lema que se ha elegido este año para conmemorar el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA. Desde el 1 de diciembre de 1988, la Asamblea General de las Naciones Unidas seleccionó este día para hablar sobre lo importante que es luchar contra el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). Recordemos que esta, como otras enfermedades, no hace distinción de raza, estado civil, socioeconómico, género o sexo; cualquiera de nosotros está propenso a contraer dicho virus.

De acuerdo con el portal del Gobierno de México, y según los datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (Censida), 270 mil personas ­−lamentablemente− viven con esta enfermedad. Como sabemos, hasta el día de hoy no existe ninguna cura que la erradique y, aunque la medicina ha avanzado desde que las estadísticas han aumentado año con año, solo se han conseguido medicamentos que controlen el virus para que el enfermo pueda tener una vida estable y prolongada. Esto no lo exime de dificultades o, como en algunos casos, que su cuerpo rechace el tratamiento.

Aunado a esto, la discriminación y la intolerancia son otros motivos por los que este día adquiere relevancia. La desinformación provoca que la sociedad tenga miedo y exilien a las personas portadoras del virus, si bien es una enfermedad grave, no se contagia por contacto físico simple, como la mayoría piensa. Por eso es importante acudir a los centros de salud, ingresar al sitio oficial de la OMS o a cualquier portal de información autorizada y sustentada para acabar con la ignorancia y, principalmente, con los contagios. Muchas personas no conocen los síntomas, ignoran que son portadores o los confunden con otra enfermedad. Estar informados es sinónimo de amor y responsabilidad. Entre más conozcamos sobre esta enfermedad, mejor podremos vigilarla y, tal vez en un futuro, por fin, erradicarla.