El embarazo adolescente es un grave problema de salud pública por su trascendencia, magnitud y vulnerabilidad, se define como aquel que se produce en una mujer entre el comienzo de la edad fértil y el final de la etapa adolescente. La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años.
En Latinoamérica, México ocupa el primer lugar de embarazos no planeados y en el mundo ocupa el segundo lugar. El primer sitio se lo lleva Estados Unidos. En el país se registran al año un total de 2 millones 234 mil 39 nacimientos, y de estos alrededor de 390 mil los tuvieron mujeres de 10 a 19 años.[1]
Es un problema multifactorial, intervienen factores personales, familiares y socioculturales, la mayoría de los embarazos ocurre en comunidades rurales, urbanas y suburbanas.
En mi experiencia trabajando durante 16 años con adolescentes embarazadas en un hospital de segundo nivel, las chicas ya habían dejado la escuela en años anteriores, tenían muchas horas de ocio; las chicas y los chicos no tenían algún proyecto de vida, la mayoría conocía al menos 3 métodos anticonceptivos, incluyendo el condón, pero no se atrevían a usarlo y mucho menos a conseguir alguno, una gran mayoría de ellas vivía en hogares disfuncionales con abandono del padre y ausencia de la madre por cuestiones de trabajo, las madres de las chicas embarazadas también se embarazaron siendo adolescentes, la presencia de micromachismos como: “No uso el condon porque no se siente igual, porque yo no me embarazo”, “el bebé no es mío, hazle como quieras”, “estoy muy chico para hacerme cargo”, etc. La mayoría de las parejas de adolescentes embarazadas se dieron muy poco tiempo para conocerse en el noviazgo, no les dan seriedad ni formalidad a sus relaciones y terminan viviendo en uniones libres.
Lo que pasa entonces en este problema de los embarazos es que en la comunidades donde es frecuente esta problemática, las chicas viven en hogares disfuncionales, pasan muchas horas solas en casa haciendo labores del hogar o nada, los padres y madres de familia jamás les hablan de sexualidad, se limitan a decirles “cuídate, estás muy chica para embarazarte”, pero no les dicen de qué debe cuidarse ni cómo hacerlo. Los chicos son excluidos de estas advertencias, es de esta manera que se está dando la educación sexual en casa a veces con el silencio y a veces con frases como las mencionadas que lo único que hacen es confundir más al adolescente.
No hay en casa fomento al estudio ni a tener un proyecto de vida, no hay expresión de sentimientos ni emociones, por eso es muy fácil que cuando llega un chico que les habla bonito y las elogia decidan irse con él a la primera. La idea del amor romántico predomina en la mayoría de las chicas, pensando que estarán mejor con ellos que en su propia casa. La presencia de alcoholismo y drogadicción, así como violencia de cualquier tipo en sus hogares hace que normalicen la presencia de esta problemática en sus parejas.
Así que el origen de esta situación está en la familia y continúa en la escuela y la sociedad.
Por eso es importante que tanto padres de familia como maestros e instituciones encargadas de ejercer las políticas públicas trabajen en coordinación para disminuir este problema de salud pública. La educación empieza en casa, y es importante que los padres y madres de familia lean y se preparen en el tema de sexualidad para que puedan resolver las dudas de sus hijos adolescentes.
A los y las adolescentes hay que educarlos en el autocuidado y en la construcción de un proyecto de vida. Informarles que tienen derecho a ejercer su sexualidad plena y satisfactoriamente, pero bien informados y protegidos.
La autora es Médica Cirujana y Especialista en Salud Pública por la Universidad Autónoma del Estado de México y Sexóloga Educadora con Maestría en Sensibilización y Manejo de Grupo por el Instituto Mexicano de Sexología. Además es autora de Adolescencia Embarazada: Lo que debes saber… Un libro de adolescentes para adolescentes.
[1] BLANCA VALADEZ BOLETIN OMS. https://www.who.int/bulletin/es/vol 87/2009
Ciudad de México / 25.09.2019 18:59:32