Cuando un objetivo no puede ser alcanzado por una sola persona, será necesaria la integración de un equipo de trabajo, así como integrar a más elementos a la tarea. Estos elementos tienen roles específicos y objetivos particulares, mismos que están totalmente alineados y contribuyen al logro del objetivo final.
Es muy fácil confundir un equipo con un grupo de trabajo. No es lo mismo. Es fácil identificar a un grupo de lobos buscando una presa. Aquí, cada uno de ellos, de manera independiente puede darse a la tarea de buscar una presa, trabajan como grupo. Pero, al encontrar a la presa, dependiendo de su tamaño y complejidad, se reconforman y trabajan en equipo. Cada uno, de manera coordinada asume su rol y así, finalmente pueden cazar un alce, objetivo totalmente inalcanzable para un solo lobo.
En épocas prehistóricas, los hombres colectaban frutos de los árboles, organizados en grupos. Cada persona recolectaba tantos frutos como su esfuerzo lo comprometiera, sin que los resultados de uno afectaran los resultados del otro. Era un grupo de personas. Era muy diferente cuando se trataba de cazar un mamut, debían trabajar en equipo con roles específicos: asustando, guiando, atacando, relevando, etcétera. Era prácticamente imposible para una sola persona, cazar un mamut.
En la vida empresarial, sucede igual, las empresas cada vez se trazan objetivos más ambiciosos que solo pueden ser logrados con equipos de trabajo. Mientras más educado, motivado e integrado sea el equipo, mayores son las probabilidades de éxito, en alcanzar el objetivo y más ambicioso puede ser este.
En un equipo de trabajo, todos laboran en su tarea particular. Lo que uno de sus elementos deja de hacer, otro lo tiene que realizar para compensar. Las deficiencias y/o faltas de uno, repercuten en el resultado final de todos.
Muchos directivos cometen errores fundamentales al pretender obtener resultados de un equipo al que tratan como si fuera un grupo. Por ejemplo, cuando tienen pobres definiciones de los roles y objetivos individuales de cada miembro. Cuando le piden a más de uno hacer lo mismo. Cuando no se muestra y se hace partícipe el objetivo final del equipo, cuando se ofrecen incentivos y reconocimientos individuales y no por equipo, etcétera.
Los equipos de trabajo requieren su propia identidad, a veces se agrupan bajo la bandera del nombre de la empresa, pero pueden ser más específicos como el nombre del proyecto o de la misión, En estos casos, las banderas, logos, colores, etcétera, ayudan a su integración, a reconocerse como parte de un todo.
Asimismo, operan capitalizando la fuerza de la sinergia. En los equipos de trabajo se cumple que el equipo, el todo, es más que la suma de sus partes, de sus integrantes. La principal fuerza de un directivo radica en su capacidad de integrar equipos de trabajo. Saber a qué integrantes invocar, conocerlos y compensar las fuerzas de unos, con las debilidades de otros; plantearles misiones y roles individuales es un arte. El saber orientar todo el acervo y fuerza del equipo para que de manera integrada alcancen el objetivo final es, definitivamente, un arte: El arte del ejercicio de la acción directiva.
Luis Alberto del Río
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