El acoso escolar es un problema generalizado que afecta a niños de todo el mundo y causa importantes daños emocionales, psicológicos y, a veces, físicos. Es una forma de comportamiento agresivo que implica un desequilibrio de poder, donde un individuo o un grupo apunta e intimida repetidamente a otra persona que se percibe como vulnerable. Esta agresión dirigida puede ocurrir de diversas formas, incluido el acoso verbal, físico, social y cibernético.
El acoso verbal abarca insultos, comentarios despectivos, insultos y burlas, los cuales pueden socavar la autoestima de un niño y crear sentimientos de inutilidad e inseguridad. El acoso físico implica actos de agresión como golpear, patear, empujar o dañar pertenencias personales, lo que provoca daño físico y miedo. El acoso social se caracteriza por la exclusión, la difusión de rumores, los chismes y la manipulación de las relaciones para aislar a la víctima, lo que genera sentimientos de soledad, ansiedad social y depresión. El ciberacoso, facilitado por la tecnología y las plataformas de redes sociales, implica el uso de dispositivos digitales para acosar, amenazar o humillar a otros, provocando una invasión 24 horas al día, 7 días a la semana del espacio personal de un niño y dejando una huella digital duradera.
El impacto del acoso en los niños puede ser profundo y duradero. Las víctimas suelen experimentar una variedad de consecuencias emocionales y psicológicas que incluyen baja autoestima, ansiedad, depresión y un mayor riesgo de ideación suicida. El miedo y la angustia constantes asociados con el acoso pueden afectar negativamente su rendimiento académico y sus interacciones sociales, lo que lleva a retraimiento, aislamiento y disminución del bienestar general. En casos graves, el acoso puede incluso provocar lesiones físicas y traumas a largo plazo.
Lo que es duradero o de largo plazo, eso significa que su hijo sufrirá acoso durante los próximos años, se lo puedo decir porque yo lo sufrí durante muchos años. Significa no disfrutar de la vida porque estás dañado, al menos crees que lo estás, significa ser vulnerable, simplemente esperar el próximo insulto, el próximo episodio y saber que no importa lo que hagas, no hay salida.
Sin embargo, hay una salida, hay una manera no solo de borrar para siempre los temores del acoso, sino también de evitar que vuelva a sucederle a sus hijos, a nuestras escuelas y a cualquier niño o adulto. Únase a mí en mi próximo seminario web solo para padres, para que podamos discutir formas increíbles de eliminar de una vez por todas el acoso del mundo.
Los niños que participan en conductas de intimidación también pueden experimentar consecuencias negativas. Pueden desarrollar una sensación distorsionada de poder y control, lo que lleva a la perpetuación de conductas agresivas hasta la edad adulta. El acoso puede obstaculizar su capacidad para formar relaciones saludables, empatizar con los demás y desarrollar habilidades sociales y emocionales esenciales. En algunos casos, estas personas pueden enfrentar consecuencias legales y luchar con la integración social.
Además, el impacto del acoso se extiende más allá de las personas inmediatamente involucradas. Ser testigo o conocer el acoso puede crear un clima de miedo e inseguridad dentro de una escuela o comunidad. Otros niños pueden tener miedo de convertirse, ellos mismos, en objetivos, lo que lleva a una cultura de silencio y a una falta de voluntad para denunciar incidentes, perpetuando el ciclo de abuso.
Abordar el acoso requiere un enfoque integral que involucre a padres, educadores, formuladores de políticas y a la comunidad en su conjunto. Crear entornos seguros e inclusivos, promover la empatía y el respeto, fomentar líneas abiertas de comunicación e implementar políticas contra el acoso son pasos cruciales para prevenir y abordar el acoso de manera efectiva. Además, proporcionar sistemas de apoyo tanto para las víctimas como para quienes participan en conductas de acoso es esencial para abordar los problemas subyacentes y promover cambios de comportamiento.
Al reconocer los efectos perjudiciales del acoso y tomar medidas proactivas para combatirlo, podemos esforzarnos por crear un mundo donde cada niño se sienta seguro, valorado y empoderado para alcanzar su máximo potencial.
*Miguel Yáñez es mentor transformacional y autor de Corina. Little Ray of Light.