Sofía no pudo dormir, sentía que el corazón le latía muy rápido, que el pecho le dolía y le faltaba el aire. A su corta edad, era dífícil expresar lo que le pasaba, nunca antes había tenido esa sensación…
«Tienes “ansiedad”», le decía su mamá.
¿Por qué? Solo porque en su escuela extrajeron a una niña hace un par de días y ayer anunciaron que la encontraron sin vida, con su cuerpo lastimado y torturado.
¿Por qué? Solo porque escuchó en las noticias que algún hombre se metió a una escuela a balacear a una maestra y a los niños de su alrededor.
¿Por qué? Porque escuchó que los niños de Somalia están muriendo de hambre y los niños de Ucrania están armados para pelear en una guerra que ellos ni siquera entienden. Sofía tampoco lo entiende, ni siquiera le toca entenderlo, pero ya está viviendo los terribles estragos de un mundo donde a los niños se les lastima, se les anula, se les invisibiliza.
El 4 de junio se conmemora el Día Mundial de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión. Un día que fue señalado para no olvidar y tener muy claro que se debe poner fin al maltrato, la explotación, el abuso, la trata y todas las formas de violencia que viven niños, niñas y adolescentes.
Eso suena muy bien, sin embargo, en la realidad, al día de hoy, ¿qué le decimos a Sofía, a Santiago, a Ximena para tranquilizarlos de esa angustia que sienten por saberse vulnerables? ¿Cómo nos unimos las familias, las comunidades, el Estado, para generar una cultura de prevención, de denuncia? ¿Cómo empezamos para reconocer que la infancia tiene derecho a una vida libre de violencia y que nos corresponde a todos garantizarla?
Empecemos en casa, iniciemos por darles un entorno seguro, donde no se les grite, no se les ofenda, no se les maltrate y en casa SÍ se les respete. Así, entenderán que es cierto, el mundo tiene conflictos de todo tipo, en el mundo hay violencia a la infancia y a la humanidad en general. Pero al menos en casa, en su hogar y con su familia, se sienten cuidados, protegidos y a salvo.
¡¡¡Que así sea!!!