Para los antiguos egipcios, las bibliotecas eran consideradas “el remedio del alma” porque curaba la ignorancia, la ciudad de Alejandría tuvo una de las bibliotecas más famosas de la historia y se cree que albergaba alrededor de 700.000 libros; incluso antes de que los libros se popularizaran o fueran accesibles para la población, los juglares se encargaban de llevar la información (o los chismes) de boca en boca a modo de entretenimiento. Posteriormente, los copistas llegaron a hacer su labor para resguardar el conocimiento, hasta que alrededor de 1450, con la invención de la imprenta, el libro como lo conocemos hoy en día comenzó a tomar su forma.

En México celebramos el Día Nacional del Libro por decreto presidencial desde 1979, unido al natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz, el 12 de noviembre. Nuestra Décima Musa es una de nuestras escritoras más representativas del país, símbolo de conocimiento, creación, grandeza y tantos adjetivos que podríamos ponerle que solo los que se han acercado a su obra reconocen su magnitud. Escritora prolija que abarca poemas, autos sacramentales, obras de teatro, epístolas como la más famosa: La carta Atenagórica.

Sin duda, para el ser humano es importante la aparición del libro. La escritura es una de las formas de expresión que encuentra para verter sus ideas o emociones, una servilleta o un cuaderno de pronto son esos “libros feos” que nadie ve pero que aguantan rayones, trayectos, lágrimas, pérdidas de hojas o aventones. Incluso las computadoras, que ya han remplazado a esos “libros feos” sufren uno que otro golpe por la frustración de los escritores, pero al final el libro impreso o electrónico es la belleza de todo ese esfuerzo.

Te invitamos a que en este Día Nacional del Libro te acerques a uno y, si está dentro de tus posibilidades, regala para promover la lectura; siempre hay un autor o un género que es para ti.