La balsa de Medusa/Foto: Issa Alvarado
Rafael Cauduro Alcántara es un artista plástico y muralista mexicano, nacido el 18 de abril de 1950. Estudió Arquitectura y Diseño Industrial en la Universidad Iberoamericana, por insistencia de su padre. Desde el fallecimiento de este en 1972, empezó a dedicarse de lleno a la pintura, para esto no estudio en la academia, sino que se fue formando autodidactamente, y en 1976 logra su primera exposición en La Casa del Lago.
En 2022 se cumplen los 50 años de trayectoria, por lo que, desde el 24 de febrero, se lleva a cabo a modo de homenaje la exposición retrospectiva Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro) en el Colegio de San Ildefonso. El título de la exposición está inspirado en el verso de la poeta modernista Gertrude Stein: Rosa es una rosa es una rosa es una rosa.
La primera parte de la exposición es la dedicada a los Inicios. Aquí podemos ver cómo va buscando su estilo personal. Cauduro se inició con la caricatura, por lo que podemos ver 15 de ellas, las cuales realizó para la Revista Caballero.
También podemos ver su incursión en el geometrismo y el abstraccionismo, así como algunos bocetos.
De ahí pasamos a Huellas, donde atestiguamos el encauce a su sello personal: el trabajo con materiales fuera de lo común y el planteamiento del deterioro como parte esencial de la obra. Apreciamos en sus creaciones cómo el óxido y el desgaste pueden renacer como algo bello y sublime.
Cópula de amor o Pareja oxidada/Foto: Issa Alvarado
Después entramos a Resquicios, donde percibimos cómo plasma sus sentires más íntimos en su arte; su sello característico se va haciendo más notorio.
Pasamos entonces a Periferias, donde se nos muestran diversos trabajos de ángeles mercenarios, muros de calaveras, castigos bíblicos y monstruos. Es una zona que va tornándose un poco más oscura y lúgubre.
24. Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y Gomorra, azufre y fuego/Foto: Issa Alvarado
En este punto es necesario recalcar que, desde sus inicios, Cauduro ha mostrado un fuerte compromiso social, por lo que también hay obras que destacan esta postura. Y sí, evidentemente estos trabajos no son «bonitos», pues está recalcando el peor lado de la sociedad, ¿cómo puede verse entonces?
Al salir de Periferias, salimos al patio de San Ildefonso, esto como un pequeño descanso antes de las últimas salas.
Lo primero que vemos al regresar a la exposición es la obra El retablo de los éxtasis, la cual es tan impresionante que debe ser vista en vivo.
Después entramos a El artista y su estudio, donde vemos una recreación de su lugar de trabajo. Lo que nos acerca, de alguna manera, a su proceso de creación. Esta sala es un poco menos lúgubre que las dos anteriores… aunque no termina siendo alegre precisamente.
Finalmente, entramos a 7 capítulos, los cuales tienen como temática central la injusticia y la impunidad de México, dejando muy clara su perspectiva al respecto de este tema. Además, podemos ver más bocetos y una proyección referente al mural que realizó para la SCJN, la cual lleva por título Aquí está Cauduro.
Esta sala definitivamente llega a poner los nervios de punta, situación que se agrava por el audio que acompaña a la proyección.
La exposición es un excelente acercamiento a la trayectoria de Rafael Cauduro. Nos manifiesta sus intereses e inquietudes, así como su extraordinaria forma de trabajar sus materiales. Ver las obras de este artista es sentir que estás frente a un pedazo de la vida cotidiana extraído tal cual.
El dominio de la técnica es tal, que te encuentras frente a una mezcla de texturas que parecen una cosa… pero son otra. Además de que cada trabajo debe ser observado a detalle, pues cuanto más lo observas, más elementos encuentras, no es simplemente arte pictórico, se trata de una narrativa visual oculta.
A lo largo de las salas no solo somos testigos de su evidente evolución artística, sino también de sus inquietudes, sus fijaciones, su proceso creativo (gracias a los bocetos) y de su visión única del mundo.
Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro) es una exposición que te encantará, incluso si desconocías totalmente al artista. No quedas indiferente a lo mostrado y sales con una sensación extraña y agradable a la vez.
La exposición curada por Alesha Mercado estará en el Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico, CDMX) hasta el 26 de junio, de jueves a domingo de 11:30 a 17:00 h. La entrada general tiene un costo de $50, mientras que maestros y estudiantes con credencial vigente pagan solo $25. Además, cuentan con visitas guiadas gratuitas.