Actualmente es complicado encontrar literatura contemporánea −sobre todo mexicana− que atrape al lector desde los primero párrafos. Los temas que generan interés en la mayoría de la gente son aquellos que se puedan digerir de un solo bocado o que se relacionan a la delincuencia de nuestro país porque así los sentimos cercanos y por lo tanto nos identificamos; sin embargo, hay autores que apuestan por otros caminos.
Diego Covarrubias, originario de la Ciudad de México, pero radicado en Cancún, nos presenta una antología, como él mismo la llama, irreverente, con finales tan extraordinarios que nos remiten al término muy conocido en el mundo de la literatura como giro de tuerca.
En cada uno de los cuentos podemos distinguir un tono sarcástico, cierta burla a algunas creencias que la gente arraiga sin saber por qué e incluso los muebles, un día inesperado, podrían hacer una junta y reclamarnos la forma en que convivimos con ellos. Cabe destacar que en El juicio de los libros vemos la gran influencia borgiana que tiene el autor y que rinde homenaje específicamente en una de sus historias.
Otro punto importante a destacar es que este es un libro que le exige al lector que complete parte de la historia, hay finales que no están del todo dichos para que uno haga el ejercicio de contarse a sí mismo lo que falta; es una propuesta muy interesante de Diego Covarrubias no solo sugerir, sino pedir que se agregue algo más, lo que no se ha dicho pero sabemos que está. Con esto no quiero decir que el autor tenga miedo de expresarse, al contrario, utiliza el recurso de lo simbólico para darle una sacudida al que tiene el libro en sus manos.
Sin duda El juicio de los libros debe estar en tantas bibliotecas como sea posible, por eso se convirtió en Best Seller en Amazon.