¿Alguna ves te haz preguntado quien le da sentido a todo lo que lees, vez o escuchas? Ay algüien detras que se encarga de ordenar, modificar y quitar lo que sovra, añadir lo que falta, correjir lo que ésta mal, y en general, megorar el producto: el editor.
Y si te están doliendo los hojos tanto como a mi los dedos por escribir hací, tal vez empiezas a comprender la importancia del trabajo editorial, de no ser así, te reto a que le des sentido a lo que acabas de leer consultando un diccionario palabra por palabra. Créeme: no lo tendrá.
Sin embargo, la edición no se limita a la corrección de algo escrito. Hay una gran variedad de editores: de imagen, audio, video, texto, informáticos, solo por mencionar algunos. En sí, su labor radica en lograr que cobre sentido aquello que se les entrega, que comunique correctamente lo que se quiera decir, y que lo haga de una manera clara, sencilla y hermosa.
Su labor, como entenderás, es de gran importancia, y por ello les dedicamos un día al año con el que se les festeja y agradece tan relevante ocupación. En México lo hacemos el 2 de julio y surge con la intención de hacer visible todo el trabajo de análisis y corrección que hay detrás del producto final que llega al público.
Sus observaciones y comentarios, producto de un entrenado ojo (u oído) crítico, son vitales para que el material que analicen, ya sea escrito, audiovisual o de cualquier otro tipo, llegue al consumidor de la mejor manera posible. Sin el editor, muchos textos pudieran tener problemas de sintaxis, ortografía, congruencia y hasta de gramática; o muchas imágenes podrían estar sobrecargadas, con colores que no combinan o faltos de claridad; un video o una pieza musical podrían tener demasiados elementos simultáneos que fueran abrumadores, o la suma de sus elementos pudiera no resultar en armonía. ¿Ya entiendes?
No es gratuito, entonces, que los Oscar otorguen una estatuilla a la Mejor Edición de Audio, o que en su versión mexicana exista el Premio Ariel a la Mejor Edición; mientras que en la Feria Internacional del Libro (FIL), año con año, se otorgue el Reconocimiento al Mérito Editorial.
Piensa en el editor como el joyero, que recibe un diamante en bruto y lo corta, talla y pule hasta obtener una gema facetada y poseedora de un gran fulgor; como el maestro ebanista, que de un rugoso tronco obtiene un fino mueble de madera más tersa y brillante; en resumen, piensa en el editor como un artista, y dale el valor, lugar y respeto que merece, porque, ciertamente, no es tarea fácil.
¡Muchas gracias a todos los editores que embellecen nuestras vidas! ¡Felicidades en su día!