Por: Raquel Ayala Monfort

A menudo hemos escuchado que las palabras tienen poder, se dice que decretamos o que creamos nuestra realidad con tan solo decir las palabras correctas y posiblemente eso sea verdad, pero no es de lo que quiero platicar hoy.

Quisiera hacer referencia a algo más cotidiano, pero no por eso menos poderoso. Considero que es muy importante ser conscientes de que lo que decimos causa un efecto en nuestro entorno y, por supuesto, en quienes nos rodean, por lo tanto, debemos hacernos responsables   de aquello que sale de nosotros.

Hay frases que nos lo recuerdan, por ejemplo:

“Eres esclavo de lo que dices y dueño de lo que callas”.

“Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, mejor no digas nada”.

Ambas nos invitan a la prudencia y a considerar la posibilidad de callar.

Pero, ¿qué pasa con lo que sí decimos?

A continuación, te menciono algunas de las palabras que son importantes tomar en cuenta para la armonía.

SÍ: Cuando nosotros decimos “SÍ” estamos aceptando algo y en ese sentido debemos saber que cumplir con esa afirmación, habla de nuestra reputación, por eso ten cuidado cuando dices esta palabra porque habla de quién eres en función de lo que aceptas y cómo cumples con ello.

NO: Aunque el tema de los límites amerita toda una reflexión, decir “NO” es una manera de poner límites y reconocer qué es lo que no queremos en nuestra vida, lo cual implica autoconocimiento, negarnos si esa es nuestra decisión y poder expresarlo a los demás.

GRACIAS: La gratitud es la llave de la abundancia, es decir, que en la medida que yo soy capaz de reconocer lo bueno que tengo en mi vida, puedo tener más de ello, en el entendido de que no nos referimos solo a ella como una palabra, sino también a una actitud de vivir agradecidos.

TE QUIERO: La vida es incierta, mi invitación aquí, es que tengamos mucho cuidado de que no se quede ningún “TE QUIERO” pendiente.

¡Reflexiona!