Quizá miras a tu alrededor y sientes que no hay nada bueno: el noticiero habla de guerra, malas finanzas, muerte, y piensas que no hay nada por qué debes dar las gracias… respira, y date un minuto para de verdad ver lo bueno que tienes y por lo que vale la pena esforzarse.

La época decembrina puede facilitar que veamos las cosas hermosas y reconfortantes, ya que no es lo mismo estar solo que acompañados de nuestra familia, con la cena deliciosa, con los regalos, que aunque sean pequeños detalles nos dan la felicidad de dar y recibir.

No necesitamos grandes banquetes ni suntuosas vestimentas, solo sentir la paz en nuestro corazón para que una vez más el Niño Dios renazca en él trayendo esperanza y amor renovado que nos infunda fortaleza a fin de ser mejores como individuos y, en consecuencia, como sociedad.

Así que no solo en la víspera de Navidad, sino todos los días, agradece que tienes pan en tu mesa, amigos para compartirlo, familia por la cual velar y que a su vez te cuide, y si carecieras de todo eso, entonces agradece que puedes respirar y tienes salud y un nuevo aliento para intentar hacer las cosas diferentes.

Deseo que esta Navidad dimensiones el valor de la gratitud y que a pesar del frío, en tu corazón guardes un cálido abrazo para quien lo necesite, yo te envío uno con mis mejores deseos.

¡Gracias, gracias, gracias!