Cuando escuchamos la palabra ‘estudiante’, automáticamente, nuestra mente crea la imagen de una persona joven sosteniendo una mochila, cuadernos y libros, asimismo, asociamos la palabra a aquellos que estudian la escuela secundaria, preparatoria o universidad. Sin embargo, considero, ser estudiante va más allá de estar en estos niveles educativos.
Personalmente, durante mi estancia en la escuela primaria, desconocía que hubiera una fecha dedicada a los estudiantes. Fue hasta que entré a la secundaria técnica que supe de la existencia de este día, por lo que, cada 23 de mayo —o días cercanos a la fecha—, la escuela nos organizaba una tardeada en un salón de usos múltiples cercanos y nos extendía unos minutos el receso, a la vez que nos ponían música para bailar, ya fuera en las canchas o en el patio central. La verdad, era un día que disfrutábamos mucho.
No obstante, no se puede ignorar la historia detrás del Día del Estudiante en México, y es que esta conmemoración nació después de un movimiento estudiantil en el año 1929, el cual fue llevado por la Universidad Nacional al momento de obtener la autonomía que hoy le distingue.
Recuento de los hechos que dieron origen al Día del Estudiante en México
22 de septiembre de 1910. Siendo Porfirio Díaz todavía presidente de la República, se inauguró la Universidad Nacional de México, esto bajo el cumplimiento de un mandato emitido en mayo de ese año, que formaba la Ley Constitutiva presentada por Justo Sierra. Desde su inauguración hasta 1929, dicha ley señalaba al Ministro de Instrucción Pública como jefe de la Universidad, mientras que el rector era nombrado por el presidente de la República.
En un inicio, a la Universidad Nacional la conformaban las facultades de Odontología, Derecho y Ciencias Sociales, Ingeniería, Química y Filosofía y Letras —de la que soy orgullosamente egresada—; además, también se incluían la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela Nacional de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional, la Escuela Superior de Administración Pública, la de Escultura y Talla Directa, la de Educación Física y la Escuela de Experimentación Pedagógica «Gelación Gómez». El cuerpo estudiantil contabilizaba a 8154 alumnos, de los cuales 2640 eran mujeres.
Sin embargo, desde su fundación, la Universidad atravesó varios obstáculos, generados por la inestabilidad política y económica del país; por ello, el origen del movimiento estudiantil comenzó a gestarse al empezar a organizarse una federación que convocaba a congresos con regularidad; en consecuencia, se generó una conciencia de grupo entre el estudiantado.
Para 1929, las autoridades universitarias quisieron aumentar un año a la educación preparatoria y modificar los exámenes profesionales en la Facultad de Derecho, los alumnos de dicha facultad se inconformaron y buscaron negociar con las autoridades, las cuales se negaron. Como resultado, estalló una huelga al colocar una bandera rojinegra en la facultad.
El 23 de mayo de 1929, hubo una riña entre estudiantes y bomberos en la Facultad de Derecho, y si bien hubo heridos en ambos bandos, lo cierto es que el movimiento continuó, al cual se sumaron otros planteles. Después de una asamblea en la Casa del Estudiante, se determinó que la huelga permanecería de forma indefinida.
En la tarde del 23 de mayo, la policía se presentó en la Escuela de Medicina, pues los estudiantes protestaban por la agresión ocurrida anteriormente. Por ello, y tras el rechazo de la policía por parte del director de la Facultad, el doctor Fernando Ocaranza, intervino José Manuel Puig Casauranc, jefe del Departamento del Distrito Federal, quien ofreció a los estudiantes mediar con el presidente.
El 24 de mayo, el presidente Emilio Portes Gil ordenó que la policía se retirara de las instalaciones universitarias y que se liberaran a los detenidos, igualmente, se ofreció a dialogar con el alumnado.
El 25 de mayo, Manuel Puig Casauranc envió un memorándum al presidente Emilio Portes Gil, en el cual le aconsejaba conceder la autonomía universitaria.
El 27 de mayo, se congregaron más 15 000 alumnos en una marcha, con la que hicieron saber al presidente sus demandas, las cuales incluían la autonomía universitaria.
Para el 29 de mayo de 1929, Emilio Portes Gil la concedió y prometió aprobar una ley al respecto, la cual fue emitida en junio de 1929. Es así como el 10 de julio de 1929 se promulgó la Ley Orgánica con la Universidad Nacional de México recibió su autonomía, pasando a ser la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
¿Y el Día del Estudiante?
Tras los acontecimientos anteriores, los propios alumnos solicitaron que, en honor a los heridos durante la lucha por la autonomía, se reconociera al 23 de mayo como el Día del Estudiante en México.
Así pues, tenemos que cada 23 de mayo no solo conmemoramos esta lucha, sino que reconocemos la labor y la retribución a la sociedad por parte de los estudiantes de cualquier grado académico. Ser estudiante no se limita a las aulas de la educación secundaria, preparatoria o universitaria, y mucho menos a una determinada edad; se es estudiante cuando se realiza un diplomado, un curso o un posgrado, independientemente de la edad que se tenga. Ser estudiante es reconocer que no se sabe todo y que se está dispuesto a adquirir más conocimientos y aprendizajes nuevos, pues este mundo evoluciona y nos toca mantenernos a la par.
A ti que estudias, sea cualquier grado y disciplina, te deseo un ¡feliz Día del Estudiante!
Referencias
- Álvarez del Villar, G. (2019, 19 mayo). 23 de mayo, Día del Estudiante. Gaceta UNAM.
- Día del Estudiante Conmemoración al movimiento estudiantil de 1929 por la Autonomía Universitaria. (s. f.). CNDH México.