Volver a casa se siente bien, mi casa siempre será Global Design, Enrique y Aziyadé han sido siempre parte de este camino de empredurismo. No podía comenzar a escribir de nuevo para la revista sin antes agradecerles.

Escribiré más allá del corazón de una emprendedora, si eres emprendedor y lector de Cultura de Cambio, sabrás de lo que te hablo, ya sabes, días en donde queremos tirar la toalla y salir huyendo, días en que sentimos una tormenta sobre nosotros, días en los que ya no queremos continuar.

¡No te preocupes! Es más que normal sentirse así, después de todo, es seguro que han roto tu corazón emprendedor, tu propia familia, amigos, vecinos, aquellos que se han reído de «tus ocurrencias», te han dicho tantas veces: «Estás loco, no vas a poder»; yo te invito a no hacer caso, finalmente, ocurre algo muy divertido para ti, ellos no hablan desde su alma o corazón, ellos hablan desde sus miedos, sus tristezas, su propia arrogancia y miedo, y, a decir verdad, aunque ya te lo han dicho muchísimas veces, ser emprendedor no es fácil y algún día llegará la recompensa.

Me siento levantar de las cenizas, porque definitivamente de allí vengo, de dos años sumergida en pandemia, deudas, traiciones de amigos, de familia; no me da pena escribirlo, porque, en mi diario despertar, a mí también me gustaría saber que no soy la única pasando por lo mismo, creer que en verdad todo va a estar mejor y actuar para que eso suceda.

«Vuela con aves de tu calibre»

Entendí que soltar no es malo, es hasta placentero deshacerte de las amistades tóxicas. Me ocurrió, en varias ocasiones, tener la experiencia de compartir con gente talentosa y quería traerlos conmigo, a mi trinchera, creía más en ellos, en ellas, que ellos mismos en su autopercepción; les pagamos varias cosas a esas personas y después nos molestamos porque no dieron lo que esperábamos, pero cometimos un error: ellos jamás pidieron nuestro apoyo como tal y nosotros solitos nos formamos nuestras expectativas. ¡No cometas ese error!, no quieras traer a toda la gente contigo, porque no todos están hechos para esto, si fuera fácil, cualquiera lo haría; la ingratitud de las personas no es otra cosa más que la falsa expectativa que ponemos en torno a ellos, nadie nos obliga a tener esas expectativas, no idealicemos a nadie.

Mejor ve con tu tribu, la de «los locos», con aquellos que son capaces de ver desde todo el panorama, cuando te detengas en algo, pide ayuda a ellos, el apoyo de los pocos pero sinceros que estarán contigo y ya tienen el camino avanzado.

Eso sí, no detengas tus sueños solo porque gente que está acostada en el sofá todo el día te vino a molestar, a estropear tus alas, jamás lo permitas, no recibas apoyo ni consejo alguno de aquel que jamás ha emprendido nada, que no ha salido de su zona de confort.

¡Mi querido emprendedor, no te rindas! Siempre habrá gente como Azy y Enrique, junto con toda su compañía, que vendrán al rescate, gente que nunca te dejará sola.

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