A 212 años del Grito de Dolores. Por: Issa Alvarado

noviembre 2024
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Posted By: Edición Cultura de cambio
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En el siglo XVI, específicamente en el año 1521, con la conquista de la antigua Tenochtitlan y la fundación de la Nueva España, se inicia el periodo conocido como la Colonia o Virreinato.

Con ello, México se vería bajo el dominio español durante décadas, lo que implicaría seguir las leyes españolas; tener poder económico, cultural y político limitado y vivir la explotación de indígenas, criollos y mestizos.

Era una situación por más demás difícil, por lo que, desde antes de 1810, empezaron a surgir antecedentes ideológicos que apuntaban a la libertad, estos mismos comenzarían a germinar, principalmente, en las mentes criollas.

Entre dichos antecedentes se encuentran los escritos subversivos de fray Melchor de Talamantes, en los que afirmaba que la Independencia de México era posible y deseable.

Por ello, desde 1808, Hidalgo participaría en reuniones secretas –disfrazadas de tertulias literarias–en las que se reuniría con personas notables en la casa de Miguel Domínguez (corregidor de Querétaro) y su esposa, Josefa Ortiz de Domínguez. Este grupo había planificado iniciar un levantamiento en armas en diciembre de 1810; sin embargo, al ser descubiertos, optaron por adelantar el movimiento.

Tras el aviso de Josefa Ortiz de Domínguez, la corregidora, a Allende, Hidalgo llevaría a cabo en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 el Grito de Dolores, en lo que hoy se conoce como Dolores Hidalgo, Guanajuato. Con este acto se iniciaría la Independencia de México.

La lucha duraría once años, culminando el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México. El Acta de Independencia se firmaría el 28 de septiembre.

Este hecho histórico se dividiría en cuatro etapas:

Primera (16 de septiembre de 1810-17 de enero de 1811): Caracterizada por ser la etapa en la que se lucha casi sin estrategia y con las emociones siendo la guía. Culmina con la Batalla de Puente de Calderón.

Segunda (1811-agosto de 1813): El protagonista de esta etapa es José María Morelos y Pavón. Es cuando se obtienen diversos triunfos, como los de las regiones del centro (Cuautla, Morelos) y del sur (Acapulco y Chilpancingo, Guerrero).

Tercera (1813-febrero de 1821): Etapa en la que permea el desorden. Tras el fusilamiento de Morelos en Ecatepec en 1815, se genera un vacío en el ejército insurgente, provocando que los aliados de la Corona, encabezados por el general Félix María Calleja, tengan casi ganada la guerra. Sin embargo, gracias a que varias partidas siguieron en pie de lucha, como la del sur, comandada por Vicente Guerrero, es que el movimiento continúa. Esta etapa culmina con la firma del Plan de Igual en febrero de 1821.

Cuarta (24 de febrero de 1821-27 de septiembre de 1821): Etapa culminante. El Ejército Trigarante, liderado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, entra triunfal a la Ciudad de México, avanzando por la actual calle Madero y llegando al Zócalo, promulgando así la Independencia.

Cabe aclarar que el Acta de Independencia firmada del 28 de septiembre establecía que México pasaría a ser un Imperio. No obstante, en 1823, tras la caída de Iturbide, esto se modifica, pasando a ser una República. Es por ello que México cuenta con dos actas de Independencia.

No cabe duda de que este revuelo fue necesario para poder llegar a ser el país libre que se es hoy. También consta que no fue un cambio que se diera de la noche de la mañana, tuvieron que pasar varios años para que las ideas pasaran a la acción, y otros tantos para que el movimiento diera el resultado esperado: la liberación de la corona española y olvidar el concepto de Virreinato. Tal vez quienes iniciaron el levantamiento en armas no vieron consumada su lucha, sin embargo, gracias a ellos fue que la misma se mantuvo a pie hasta conseguir la victoria.

Hoy, cada 15 de septiembre conmemoramos la fecha a través del ensalce de nuestra gastronomía y de aquellas tradiciones que, lamentablemente, dejamos en el olvido el resto del año. Quizá lo ideal es mantener el contacto con lo que nos hace mexicanos todo el tiempo, la realidad es que no sucede y, por lo menos, esa noche (algunos) se deleitan con esta festividad.

Dicho esto, ¡viva México!