A lo largo de la historia, muchas mujeres hemos sido bendecidas con lo que llamamos “UNA BUENA MADRE”, por mi parte pienso que eso es verdad.
Una buena madre simboliza esa mujer que se ha dejado de lado a sí misma, para dedicarse a su esposo y sus hijos.
Una buena madre siempre se ha preocupado por nuestro bienestar, nos abriga por las noches, nos cuida cuando enfermamos, nos alimenta y hace la tarea con nosotros por las tardes.
Pero, ¿quién es mi mamá?, ¿realmente la conozco?, ¿alguna vez le he preguntado por su pasado y si ella, cuando niña, fue protegida como ahora lo soy yo?
Seguramente no, con el paso del tiempo me he dado cuenta, por pequeños relatos, de que mamá no fue feliz, que tuvo muchas carencias en su vida, no solo económicas, sino afectivas, su papá no sabía expresar muestras de cariño, su mamá no le dio todos los besos que necesitaba, ¿habrá recuerdos en mi madre de aquella ocasión cuando hizo algo bien y recibió una felicitación por eso? NO.
Algunos hijos tenemos anclado en el corazón el sentirnos desvalorizados por nuestros padres, algunos otros, más osados, incluso los castigan e insultan porque “no fueron los mejores padres”.
Pero nunca te preguntaste por qué ellos son o fueron así.
Mi visión desde hace algunos años me ha traído por este camino, invito a las personas a generar un poco de conciencia cada día; yo misma me detengo en el tiempo pensando en cómo sería la vida de mi abuela, y a su vez, la vida de mi madre.
Me detengo a pensar en todo lo que soy ahora, con mis defectos y virtudes (me gusta pensar que mis defectos son formadores de mis virtudes), y todo eso se lo debo a mi mamá abuelita y a mi mamá.
Cuando tengas ganas de agradecer a la vida, cuando te sientas orgullosa de algún logro de tus hijos y hayas desarrollado la capacidad de felicitarlos en público y en casa, cuando en la vida hayas tenido la posibilidad de conocer a un hombre más cariñoso que lo que fue tu padre para contigo, piensa en ellos, piensa en la capacidad trasformadora que has tenido hasta el día de hoy, piensa que el camino no es lineal, que se divide en muchas ramitas, que de nuestros abuelos salieron varias, de nuestros padres igual, y ahora de nosotros también, nuestras ramitas son los hijos, y con ellos ese árbol seguirá creciendo, ¿Qué clase de ramitas deseas dejar? Y las de atrás jamás las podrás podar, entonces, reflexiona, al pasado se le mira con el entendimiento, empatía y agradecimiento y al futuro, al futuro se le mira con FE.
Con cariño, tu amiga Karina Nova.
#KariNova
El ego, tu peor enemigo.
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