Fue el 18 de diciembre de 2007 que la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció que, a partir del año 2008, el 2 de abril se conmemoraría el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.

Esto se definió debido a la preocupación que se tenía por la prevalencia y la incidencia elevada de autismo en niños de todo el mundo y sus consiguientes problemas de desarrollo.

Con la intención de recordar que la investigación, la intervención apropiada y el diagnóstico precoz son claves para el crecimiento de las personas que lo padecen; así como garantizar y promover la realización plena de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas con discapacidad, es que se invitó a los Estados Miembros a tomar medidas para aumentar la conciencia pública sobre dicho trastorno.

Pero ¿qué es el autismo?

El autismo es una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los primeros tres años de vida. Es una derivación del trastorno neurológico que afecta al funcionamiento del cerebro y sus principales síntomas son deficiencias en la interacción social, falta de contacto con el entorno, problemas en la comunicación verbal, anormalidades en la comunicación no verbal, movimientos corporales estereotipados y patrones de comportamiento, actividades e intereses restringidos y repetitivos (rutinas).

¿Cuáles son las causas y el pronóstico del trastorno?

Se desconocen las causas específicas. Aunque se presume que es un trastorno genético, dado que se ve con frecuencia del 4.5% en hermanos de pacientes.

Se cree que puede ser consecuencia de la interrupción del desarrollo del cerebro, causado por genes que controlan su crecimiento y que regulan la comunicación entre neuronas, esto se daría en una etapa temprana del desarrollo fetal. En estudios de imagen cerebral, como resonancias magnéticas y tomografías axiales, se han detectado alteraciones en la morfología cerebral, como agrandamiento de las zonas del cerebro que contienen líquido cefalorraquídeo, así como alteraciones del cerebelo y parte frontal del cerebro.

Se ha observado que el 80% de niños con autismo presentan retraso mental, mientras que entre el 35% y el 40% padecen epilepsia en los primeros 20 años de vida. Otro 5% tienen síndrome de cromosoma X frágil. A pesar de esto, los niños con autismo más severo tienen capacidad de aprender algunas habilidades adaptativas.

Quienes padecen autismo suelen empeorar al presentar enfermedades médicas o estrés ambiental. Dependiendo de la gravedad del trastorno, entre el 2% y el 15% pueden llegar a un nivel intelectual y el 33% pueden funcionar de forma independiente al llegar a la adultez.

Grados del autismo

Se han diferenciado cinco grados o tipos dentro del espectro autista, los cuales son:

Trastorno autista o de grado 1

También se le conoce como autismo severo, es el grado más profundo del espectro autista y el más reconocido. En 1941, fue llamado por Leo Kanner como Autismo Infantil Precoz. Es el que abarca las manifestaciones más profundas y engloba las características antes mencionadas, principalmente la ausencia del desarrollo del lenguaje, así como evasión del contacto visual y aislamiento del entorno. Los que están dentro de este grado manifiestan los movimientos estereotipados, así como carencia de expresión de emociones e intereses.

Síndrome de Rett

Este tipo se presenta (casi) exclusivamente en niñas y se distingue por ser de carácter regresivo. Quienes padecen este grado comienzan a sufrir un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso. Puede manifestarse en forma de alteraciones en la comunicación, la cognición y la motricidad alrededor de los 2 años. Las pacientes tienen un aparente desarrollo psicomotor normal, hasta ese entonces. Aunque, incluso en periodo asintomático, se presenta una reducción del tono muscular.

Síndrome de Asperger

Es el tipo más difícil de diagnosticar, ya que quienes se ven afectados no presentan ningún tipo de discapacidad intelectual o rasgo físico que lo identifique. Se manifiesta habitualmente con problemas de interacción social, falta de empatía, poca coordinación psicomotriz, falta de entendimiento de ironías o doble sentido del lenguaje y obsesión con ciertos temas.

Trastorno desintegrado infantil o síndrome de Heller

Aunque suele presentarse alrededor de los 2 años, en ocasiones se detecta hasta después de los 10 años. Afecta en las áreas del lenguaje, función social y motricidad, a la vez que tiene un carácter regresivo y repentino. Es por ello que, a veces, es el mismo niño quien nota el problema externándolo a sus padres.

Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

Cuando los síntomas clínicos son demasiado heterogéneos como para poder ser diferenciado en un tipo específico, se aplica esta etiqueta diagnóstica. Presenta trastornos de reciprocidad social, problemas de comunicación severos y existencia de intereses y actividades peculiares, restringidas y estereotipadas.

Diagnóstico y tratamiento

Para que el trastorno pueda diagnosticarse, deben detectarse déficits severos en la alteración cualitativa de la interacción social, la alteración cualitativa de la comunicación y patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. La observación conductual diagnóstica debe llevarse a cabo por profesionales expertos; por ejemplo, neuropediatras, psicólogos o psiquiatras; también deben realizar exploración física y neurológica completa, así como pruebas de visión y audición.

Es importante mencionar que los pacientes que acceden a un tratamiento multimodal temprano tienen una mejoría significativa. Para ello se requiere un ambiente altamente estructurado, incluir profesores de educación especial, terapia de lenguaje y logopedia, tratamiento vocaciones y entrenamiento en habilidades adaptativas. Por su parte, el tratamiento conductual reduce los comportamientos no deseados, promueve el lenguaje y la interacción social, y aumenta las habilidades que fomentan la independencia.

Se indica la psicoterapia en autismos de alto grado de funcionamiento, como es el caso del Asperger, con el objetivo de mejorar las competencias sociales o la expresión de sentimientos. Es necesaria la medicación para tratar los síntomas psiquiátricos.

En cualquier caso, se destaca que el trabajo de los padres para ayudar al hijo es fundamental y deben buscarse servicios necesarios disponibles en su área.

Concluyendo…

Si bien el trastorno autista ha tomado mayor relevancia últimamente, siendo retratado en personajes de ficción principalmente, lo cierto es que una condición que lleva mucho tiempo conviviendo con nosotros y es importante detectarla y tratarla.

Debe trabajarse la empatía con las personas que lo padecen, así como con sus familiares cercanos; y dejar de lado los prejuicios.

Se recalca que en estos casos no hay cabida para el autodiagnóstico, por lo que, si presentas alguno de estos síntomas o conoces a alguien que los tenga, es importante acudir con un profesional para una examinación y recibir el tratamiento adecuado en caso de ser necesario.

Fuentes:

Resolución aprobada por la Asamblea General el 18 de diciembre de 2007

Clínica Universidad de Navarra

Universidad Internacional de Valencia

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