La productividad es la medida de desempeño del sistema productivo más comúnmente utilizada, es fácil de observar y medir. Nos permite enfocar nuestra atención en el insumo más caro, y con ello posibilita impactar en el resultado obtenido de manera rápida y contundente.
Productividad es una relación entre insumos (4M’s) y productos (4C’s). Nos relaciona la cantidad de producto que genera el sistema, comparándolo con el consumo de algún insumo. Un sistema mejora su productividad cuando logra producir más (producto) con menos (insumos), es hacer más con menos.
Toda mejora en productividad representa una mejora en el producto, en al menos una de las 4 C’s (calidad, cantidad, costo y cuando (tiempo de entrega). Para que toda mejora en productividad represente y garantice una mejora en el desempeño del sistema, es necesario que se logre en al menos una de las 4 M’s (materiales, mano de obra, maquinaria y métodos).
Cuando la presión crece, es difícil evitar mejorar una “C” a costa de otra “C”. Por ejemplo, si la demanda de producto sube, la primera tentación del responsable es subir la cantidad de producto a costa de sacrificar la calidad del mismo. Este típico error es la causa de que muchas empresas hayan desaparecido.
Solo se evalúan los insumos que tienen mayor impacto en el costo. Por ejemplo, muchos sabemos cuál es el rendimiento de nuestro auto en Kms/litro de gasolina, pero pocos sabemos cuántos metros cúbicos de aire consume un auto por kilómetro recorrido. La razón es sencilla: el mayor costo de operar un auto recae en el insumo, en la gasolina.
La productividad excede los límites de la actividad empresarial, por eso podemos encontrar relaciones de productividad en quehaceres domésticos, por ejemplo: KWH de energía consumida por año de refrigeración o litros de agua filtrada por filtro reemplazado.
Como ejemplos de índices de productividad empresariales, tenemos en materiales: Kg de acero por auto producido o KWH de electricidad por tonelada de plástico procesado. Como ejemplo de mano de obra, tenemos horas hombre por televisor ensamblado o metros cuadrados de muro por jornada.
Es importante notar que, aunque de origen se maneja productos entre insumos, en la vida real y por razón de simplificar, a veces se invierte la relación a insumos entre productos. En este caso, solo hay que ajustar la interpretación: mientras menor sea la relación, mejor será el desempeño del sistema.
El problema de la productividad es que mide un solo insumo por vez, y eso da una visión parcial del desempeño del sistema productivo. El desempeño de todo sistema productivo debe evaluarse interpretando armónicamente los índices de productividad más relevantes, las eficiencias, las eficacias y los KPI (Indicadores Clave de Desempeño).
En la búsqueda de la excelencia del sistema productivo, los índices de productividad se vuelven relevantes, se recurre a la comparación de nuestros índices de productividad con los de las empresas competidoras líderes a nivel mundial.
A esta comparación de índices de productividad se les llama benchmark, es una referencia que nos grita: “Si los líderes pueden hacerlo… nosotros también podemos”.
Luis Alberto del Río
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